
Aunque tarde, me he propuesto escribir sobre el concierto al que asistí el día 23, en la Plaça del Rei de Barcelona, lugar que no conocía, y que se incluía dentro de los conciertos programados para el BAM por las “festes de la Mercè”. Tengo la teoría de que hay más gente de fuera de Barcelona que aprovecha los conciertos y las ofertas de esta fiesta que barceloneses, tal vez asqueados por la masificación que se produce.
El martes pasado no fue menos. En una plaza diminuta en la que se había montado un pequeño escenario y en lo que fue un enclave mágico para un concierto de ese tipo (una plaza que se forma a partir de las paredes de piedra de casas antiguas y de lo que creo era parte de la Catedral, aunque no estoy segura), nos abarrotábamos un montón de personas para ver a una cantante pequeña en tamaño, pero de una gran voz.
El martes pasado no fue menos. En una plaza diminuta en la que se había montado un pequeño escenario y en lo que fue un enclave mágico para un concierto de ese tipo (una plaza que se forma a partir de las paredes de piedra de casas antiguas y de lo que creo era parte de la Catedral, aunque no estoy segura), nos abarrotábamos un montón de personas para ver a una cantante pequeña en tamaño, pero de una gran voz.
Russian Red (nombre artístico) es una de esas cantantes que hace música para la que hay que estar de humor para escuchar, al menos en mi caso. Pero tiene canciones preciosas, y el otro día se ganó si no a todos, a la gran mayoría de los que estábamos allí, en un concierto íntimo en el que con su guitarra y su manera tan peculiar de cantar se lució.
La verdad es que estoy acostumbrada a ir a conciertos de grupos mucho más moviditos, y estar en un concierto escuchando en silencio, sin cantar y sin dar saltos no ha estado nada mal, y es una experiencia que quiero repetir (¿me estaré haciendo mayor?).
Ahora una serie de cosas en las que pensé:
Ahora una serie de cosas en las que pensé:
-No entiendo por qué durante el fin de semana en el Parc del Fòrum había dos controles de acceso la mar de estrictos y ese martes en la mini plaza no había un solo policía. Mi mente catastrofista no dejaba de imaginar la que se podía haber liado si a alguien se le ocurre gritar ¡fuego! para desalojar toda una plaza llena de gente por una sola salida estrecha. Pensar en desgracias multitudinarias no debe ser muy normal...
-Estaba lleno de modernos, igual que la cantante. Mira que estoy acostumbrada a ver Victorias de mil colores, labios pintados de rojo y gafas de pasta, y la verdad es que el estilo me gusta (salvo esas zapatillas, ¡que huelen los pies!), aunque en ese momento, entre tanto “indie” tan clavadito al de al lado, me rodeaba un cierto halo de uniformidad. Supongo que somos demasiadas personas en este mundo como para intentar ser auténticos.
-Sienta genial recuperar ciertos hábitos con esas amistades especiales, como una cena y una conversación sobre mil cosas ^^
Hasta la próxima...
El video es del concierto del que hablo, su canción más conocida.